Mi profe de matemáticas 👩‍💼 y el olvido lamentable 😕

✌️ En este mundo existimos tipos de personas distintas, con características diversas en todo sentido, con sueños, metas, deseos y hasta defectos.

En mi caso, una de las características que tengo es el ser emprendedor, no soy el mejor y ni cerca creo estarlo, pero si es algo que me define.

En estos días recordaba uno de los episodios que marcó mi vida en la adolescencia en ese sentido, tanto en el emprendimiento como en la vida empresarial, más los 12 años que trabajé como maestro y asesor, eso es lo que quiero compartir hoy.

Cerca del año 2000, finalizando mi secundaria, en un colegio público en Bogotá, hace ya casi 20 años.

En ese tiempo la situación económica en mi casa no estaba bien (lo cual no es que haya cambiado tanto 😉) y de cierta manera por orgullo, prefería no pedirle a mi papá (era algo cantaletoso para pedirle… ) por lo que decidí con algo de dinero que tenía y con ayuda tal vez de mi papá (a quien lo beneficiaba) comprar algunas cosas para vender en la escuela, no era mucho y principalmente eran dulces, según recuerdo.

Las compraba a X y las vendía a X+n, uso esa expresión para no usar pesos, que ya están bien devaluados y me hacen sentir aun mas viejo. Recuerdo que era en cierta forma un trabajo peligroso, casi un delito (en esa época sobre todo, ahora no lo sé), pues tenía que hacer varias maromas para que no me decomisaran la mercancía, además de sacrificar una u otra amistad que quería todo fiado y después se hacían los locos a la hora de pagar, era de cierta manera una actividad un tanto «mafiosa», aprovechaba también mi tamaño, el cual ayudaba a amedrentar a los que no querían pagar.

Era algo molesto estar pendiente de los profesores y coordinadores que a la menor indisciplina se apoderaban del inventario.

Creo que esto aun lo hacen, ya que años después lo hizo mi hermano en otro colegio y hace algunos años me enteré que incluso mi esposa también lo hacía, aprovechaba que pasaba desapercibida por ser la “juiciosa de la clase”, cosa que en mi caso no funcionaba tanto.

El episodio que recuerdo es un día que la profesora de matemáticas, creo que se llamaba Vilma, una profesora amable, de unos 48 años, me llamó la atención por estar vendiendo en clase, yo trataba de ser discreto, pero los compañeros no ayudaban, mascaban dulce, maní, pasaban plata por las filas, hacían señas, y no faltaba el que decidía hacerse el loco con la plata.

El regaño fue fuerte, amenazante y serio, con una sola advertencia «guarde eso o se lo quito», no pude hacer más que guardar las cosas y esperar que no me delataran, pero para sorpresa, al finalizar de la clase me dijo que esperara. Me dio un discurso que quisiera poder recordar pero el tiempo hace su trabajo y ya es imposible, tal vez me preguntó las razones de lo hacía y al ver que ella tenía una hija de mi edad terminó comprándome gran parte de los dulces de ese día y también durante las semanas siguientes. Le dijo lo mismo a otras profesoras quienes esperaban a que terminara la clase para que les vendiera la dosis correspondiente de azúcar, recuerdo que estaba la profesora de inglés, de informática y la de química.

En ese tiempo lo veía normal, natural, solo eran otros clientes, pero luego de ser maestro, de muchas veces escuchar a estudiantes la manera como se ganan la vida, entendí muchas cosas que son las que les quiero compartir.

  1. Dejar huella en otras personas: creo que los profesores más que enseñar dejan una marca grande en sus estudiantes. Tal vez la profe Vilma no lo dejó en matemáticas, pero si recuerdo y atesoro ese momento en que se volvió confidente y cómplice. Eso implica ponerse en los pies del otro. Tal vez pensó que por algún tipo de suerte su hija no tenía que hacerlo o le parecía una actitud interesante, que no me anduviera quejando de que no tengo para las copias o el lápiz (o las mil excusas que buscamos para no hacer algo) y decidiera vender en el colegio dulces, que en teoría no hacen daño a nadie.
  2. No subestimar la situación del otro: me intriga saber ¿qué conversaban esos profesores cómplices de los que vendíamos? conocían nuestra situación, será que pensaban que eso nos generaría en algún momento ciertas habilidades de negociación, de liderazgo, de control, de disciplina e incluso que eso implicara hacer más operaciones matemáticas de las que hacíamos en toda la clase.
  3. Encuentra oportunidades en cada problema: hoy pasados ya casi 20 años, creo que esa situación fue una de las que más me ayudaron a decidir ser emprendedor, negociante y a ser una persona que simplemente que ve las cosas más allá de lo común, a ver oportunidades, riesgos y a estar más atento a los detalles. Aunque, lamento no haber sido más consciente de esas cosas unos años atrás, para ahorrarme unos cuantos fracasos, incluso tiempo, dinero y amistades.
  4. Los regaños terminan, pero los buenos recuerdos perduran:me asombra la capacidad de los maestros de marcar a una persona, para bien o para mal, de hecho aquí entre nos, mi hermano odiaba (creo que todavía) a una profesora desde hace unos 20 años, pero no es que solo le caiga mal, como nos pasa a todos, en vedad parecía que la odiara con todas sus fuerzas. Por mi parte, prefiero ser como la profesora Vilma, a la que hoy recuerdo con afecto y no ser uno de esos profesores odiados por todos, (aunque sé que me equivoqué muchas veces con ellos y tal vez no hice lo suficiente) espero que ellos tengan buenos recuerdos y haya aportado algo en sus vidas. Puede ser que no se acuerden nada de química y ahora poco importa si dejé algo que mejore sus vidas y de vez en cuando les active la conciencia.
  5. Impacta positivamente: por último solo quiero invitar a los maestros, incluso a los padres a que sean conscientes de su trabajo. Veo con tristeza a maestros a los que les gusta el papel de dictadores, sin nada de empatía, sin corazón, que se ganan el odio y el resentimiento creyendo que todo es conocimiento y así no es. Necesitamos más situaciones que nos marquen positivamente en la vida, que nos ayuden o alivien en algún espacio futuro, que sirvan para recordarlos por lecciones de vida, por chistes, por momentos graciosos, por momentos de eureka, porque de cierta manera fueron por un par de minutos nuestros cómplices.

En algunos años o por tarde un par de generaciones no seremos ni recuerdos, solo seremos olvido absoluto, así que aprovechemos esos años que nos quedan para ser recordados como algo valioso, positivo o incluso gracioso, después no seremos ni un recuerdo, solo vacío.

PD: Aclaro que no cómplices de delitos ni cosas graves… obviamente.

Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.

Borges

El olvido es el destino inevitable de todos. Yo no recuerdo a mis bisabuelos…Bastan tres generaciones para desaparecer sin dejar rastro. eso es la vida: pasar sin trascendencia

Alejandro Gaviria – Siquiera tenemos las palabras
4 Comments
  • Felipe Basto Ruiz
    2020-05-11 at 7:03 pm  - 

    Muy buen post 🙂 . Como educador, siento que tal vez eso es lo más importante dejar una huella, lo demás son solo conocimientos y con buena motivación, eso se va aprendiendo. saludos!

    • Gracias Felipe, también se que eres un gran maestro, que lo haces con motivación y ganas de cambiar el mundo… No siempre se puede pero se pueden lograr grandes cosas, un abrazo

  • ALEX JORDAN PEREZ ROJAS
    2020-05-14 at 6:08 am  - 

    Me agrada la forma en la que escribe, entretiene mucho el vocabulario, los comentarios y pensamientos entre los párrafos. Muy buena reflexión ¿Para cuando segunda parte? Jajajaja 😁😁😁
    PD: Ya me le empecé a leer todo el blog…

    • Gracias Alex, me alegra que te guste, siempre creí que era pésimo escribiendo, pero decidí intentarlo, no te imaginas las cosas que uno deja de hacer solo por miedo, así que aunque no sea el mejor, decidí hacerlo… Te invito a hacer lo mismo, si tienes miedos, dejalos y inténtalo… Un abrazo y en el camino nos vemos.. 👍

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