Confieso que fui prepago 🔥👔

Ésta fue mi experiencia siendo prepago unos meses. Yeison Palencia

🔥 Hoy confieso que fui prepago, fue una experiencia rara, diferente, en ocasiones incluso placentera, no puedo decir que siempre, pero se sentía bien ocasiones, experimenté cosas interesantes, buenas atenciones, saludos cordiales, incluso enfermeras o médicas me recibieron calurosamente, y antes de que siga el mal entendido aclaro que estuve en un plan de medicina prepagada y no lo que sus mentes corrompidas están pensando ;).

Hoy escuché la noticia de que tres indígenas en el chocó que se creía habían muerto por coronavirus, en realidad murieron por otras circunstancias, (y por lo que expresaba la nota debería ser algo tranquilizador) por problemas prevenibles, por diarrea o enfermedades digestivas, y me parece devastador que por un mal manejo de residuos o falta de fuentes de agua potable mueran personas en pleno siglo XXI, y no pareciera suficiente el daño causado desde la conquista, donde murieron más de 30 millones de personas en una década, o que continuamente les quitan su territorio, hayan sido reclutados forzosamente, sino que además sigan ocurriendo cosas como esta.

Y lo relaciono justo con la experiencia de ser prepago, o mejor dicho a pertenecer a la minoría de personas que tienen o por lo menos conocen lo que es tener el servicio de medicina prepagada, por lo que quiero contar mi experiencia y lo que pienso de esta situación.

Todo empezó el año pasado cuando con mi esposa pensamos en tener un mejor sistema de salud, yo no estaba tan de acuerdo, ya que era una suma considerable, o por lo menos para mí, (clase media trabajadora y que piensa más en paseos o en comprar otra bicicleta que en lo que pueda ocurrir con mi salud) de todas maneras y tal vez por llevarle la idea y porque era ella quien la pagaría, no puse mucho problema, recibimos propuestas de aquí y de allá, nos visitaron en la casa para ofrecer el paquete, llamadas publicidad y todo lo que puede pagar una buena cuota mensual… y al final elegimos una que consideramos era la mejor y empezamos a usar los servicios.

Por mi parte dije, no voy a perder un peso de eso, (así no sea el que pague) y empecé a sacar citas de una cosa y de otra, todo por no perder esa platica. Y si algo odio es ir al medico, me aburre ir a la eps y ver a un señor o señora en frente de un computador, sin mirarlo siquiera, escribiendo pendejadas que nos han preguntado mil veces, que la edad, que cuantos años, que cirujias, que medicamentos, y en fin un poco de cosas que se supone deben estar en el sistema, y en el que el trato humano es mínimo. Después de un rato, el medico nos mira y haciendo mala cara, pregunta ¿a que vino?, yo trato de ser decente y no responder lo que pienso, pero normalmente voy únicamente a hacerme exámenes y chequeos de control, colesterol, triglicéridos, azúcar etc. Con la esperanza de que las empanadas, la rellena y los tamales del fin de semana no se noten, del resto veo que en realidad es poco lo que me aporta una cita de medicina general en la eps.

Y eso era lo que esperaba en “la prepagada” (me gusta decirlo con tono gomelo), tal vez un poco mejor pero normal, y me marcaron las primeras veces, la cita con especialistas se pide por una aplicación o teléfono incluso el mismo día, o cuando quieras, en las mejores clínicas y si conoces a un especialista de confianza, pues es incluso “más barato”, pero lo que más llamó mi atención fue el trato humano y de servicio. El doctor me recibió en la puerta me llamó amablemente por mi nombre, cuando llegué hizo una venia, estrechó mi mano y me dijo “bienvenido por favor siga”, me sentí como alguien importante, como el presidente o algo así, luego me pregunto las cosas de rutina, me examinó y me preguntó si había alguna razón especial para la consulta, no como reclamo, sino como tratando de que dijera algo que permitiera mejorar las cosas, luego le dije y le conté todo como si fuera un amigo, me recomendó los mejores medicamentos, me explicó porque era mejor esos en particular (aunque no entiendo todavía porque son los más caros, no sé si es que son solo los mejores o hay comisiones) y me despidió en la puerta con una calurosa despedida no sin antes decir que nos vemos el otro mes.

Ese día salí confundido, no podía creer que fuera tan diferente, y empezó una lucha interna queriendo seguir con ese servicio, pero por otro lado con mil preguntas de porque no puede ser así para todos. Era una situación incómoda, cada vez que tenia cita, era una mezcla de emociones, que se fue tornando imposible y en la cual no me pude sentir cómodo sin esas mil preguntas en mi cabeza, esa parte de mi que no me deja disfrutar de una buena atención sin pregúntame “¿y porque los demás no lo tienen?” “¿Qué se puede hacer para que las demás personas lo tengan?” (y otras preguntas por el estilo -que creo que en el fondo son culpa de mi mamá-) que hicieron imposible que fuera una experiencia placentera.

La experiencia que más recuerdo inició una noche con un fuerte dolor abdominal, de una vez pensé que era la apéndice, pues es un mal que afecta a mi familia, y al otro día me fui a una de las mejores clínicas de a ciudad, me atendieron, tomaron muestras, exámenes, me sentaron en una poltrona reclinable muy cómoda, una cobija, las enfermeras muy atentas, algunas muy bonitas de por cierto (Si Nicole lee esto, es broma, en realidad no tanto) y a las pocas horas cuchillo va y cuchillo viene y listo, al otro día en la casa y los cuidados que todos sabemos.

Y para ir cerrando en eso se resume mi historia de prepago, en un montón de cosas buenas y buenas atenciones que se volvieron insoportables y en la que considero no merezco una mejor atención que los demás, por lo que volví a lo normal, a lo de todos, a la democrática ley 100, a las eps de todos, que habrán unos que digan que son buenas, otros que son lo peor, pero que es algo por lo menos más democrático, que me permite ver la realidad de los demás, las necesidades del otro, la cantidad de personas que requiere estos servicios de salud, las filas absurdas para los examenes, la atención que a veces es mala y otras es buena, las interminables esperas para citas con especialistas,  una infinidad de situaciones de las cuales no tengo ni la menor idea y que serán terribles,  y ni que decir de municipios alejados, donde no hay ni doctores, ni campañas, ni nada.

Y lo que me parece más lamentable es que quizás, los nuevos dirigentes, gobernadores, incluso doctores, los que toman decisiones de salud, los que administran las eps y en general todo el modelo están en “la prepagada”, y como no les toca vivir eso no les interesa mejorar mucho el sistema, evitar que más indígenas, niños, y ancianos mueran de diarrea o infecciones prevenibles.

Este es mi caso, y solo lo invito a que si puede hacerlo disfrute ese excelente servicio, pero no olvide tener algo de empatía con los que no cuentan con ese privilegio, que no sea solo un observador, sino que si puede hacer algo por mejorar este sistema hágalo. Para mí es suficiente con un saludo cordial o que escriba menos en el computador y me examine más, o que si llego de urgencias por cualquier cosa tenga algo de prioridad y hayan insumos para salvarme la vida, que si puede haga su trabajo de la mejor manera no por las eps o el sistema que sea, sino por las personas que seguiremos esperando una mejor atención en salud, en educación y en las cosas fundamentales para vivir tranquilos.